Todos lo sabemos. Todos nos lo dicen. Y, sin embargo, ¡qué difícil es! Voy a ponerme a escribir. No, espera. A ver qué me dicen hoy en Facebook, si sólo es un momento. ¡Venga, va! ¡Ahora sí que sí! Ay, estaba pendiente de un correo electrónico, ¿me lo habrán enviado ya? Voy a ver. Total, son dos minutos. Bueno, ya que estoy voy a consultar éste... y el otro... ¡Clinc! Notificación de WhatsApp. ¿Qué será? ¡Clinc! el Twitter, o como diablos se llame ahora. ¡Qué horror! ¡Han pasado dos horas y no he escrito nada!
Este podría ser uno de nuestros monólogos interiores más frecuentes. Pero, ¿por qué será tan difícil desactivar las notificaciones, cerrar las pestañas del ordenador que no usamos y dejar el móvil en otra habitación, como todos sabemos que tendríamos que hacer? La respuesta está... no en el viento, como dice la canción, sino en el libro. En este libro: El valor de la atención, de Johann Hari. Sea lo que sea a lo que te dediques, hazte un favor a ti mismo y léelo. Comprenderás que vivimos en un mundo en el que todas las nuevas tecnologías están diseñadas para hacerte adicto a la distracción. Y saberlo es el primer paso para afrontarlo.
Así pues, lo primero es mantener las distracciones tecnológicas a raya. A partir de ahí, tenemos que marcarnos nuestros objetivos de escritura y cumplirlos con eficacia. Si tu propósito es la escritura, te recomiendo (y me recomiendo) marcarnos un objetivo diario de escritura y cumplirlo día tras día. Con constancia, perseverancia... y sin olvidarnos de disfrutar del proceso. No hay recetas mágicas. No hay atajos. Sólo planificar, priorizar y avanzar, pasito a pasito, hasta llegar a la meta. Como la tortuga de la fábula de Esopo.
Si te gusta este tema y quieres profundizar más, ve a mi laboratorio: https://misengendros.blogspot.com/2024/01/aprendiendo-enfocarnos-para-lograr.html?m=0
¿Y tú? ¿Cómo luchas contra las distracciones para llevar a cabo tus objetivos? Me gustaría que me dejaras un comentario.
Añadir comentario
Comentarios